En sus orígenes, fue habitado por las familias mas adineradas de Buenos Aires, hasta que la epidemia de la fiebre amarilla de 1871, los obligo a mudarse al norte; con el tiempo, su fisonomía fue cambiando, hasta convertirse en un paseo obligado, donde se pueden apreciar las valiosas obras de arquitectura de tiempos anteriores.
Entre los sitios de interés se destacan
La virtud del barrio San Telmo está en aquellos lugares tan interesantes que se descubren mientras se camina, al tiempo que se recorren calles empedradas y angostas, que circundan construcciones coloniales, muchas de las cuales funcionan como anticuarios y ateliers.
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